José Carlos del Coso: Esta es mi opinión y afortunadamente solo tengo una. Le guste a quien le guste y le pese a quien le pese.


20 de junio de 2014

Metástasis mediática



Aún están manchadas de césped del estadio Maracaná las botas de los futbolistas españoles que tantos éxitos nos han dado y en algunos medios de comunicación ya están empezando a hacer la alineación de la selección nacional, extinta roja, para el primer partido del equipo en Francia 2016. El cáncer mediático en el deporte de este santo país ya ha dado por finiquitado el estilo de juego basado en la pureza del toque y el trato exquisito al balón. Ya se habla en los mentideros mediáticos de aprovechamiento de espacios por banda y la necesidad de incorporar jugadores dominados por su físico para que no vuelva a ocurrir lo mismo que en este mundial. Se extiende como la pólvora una corriente de opinión basada en la recuperación de aquella furia que nunca nos hizo grandes pero tan poco tan pequeños. Se habla de Deoulofeu, Thiago, Callejón, Isco, Jese y Carvajal para regenerar la selección pero nadie se atreve a decir qué jugadores han recibido la extrema unción en el equipo nacional. Los culpables son demasiado evidentes y el paso del tiempo les juzgará de otra manera. De momento solo sabemos el nombre del Cristo Crucificado, se irá Xavi, cosa que yo hubiera hecho nada más conocer el once inicial que habría de enfrentarse a Chile. Del vestuario al hotel, del hotel al aeropuerto y del avión a mi casa. Mientras calculan la edad que tendrá Iniesta o Fábregas para la próxima Eurocopa, jugadores como Mata, Silva o Cazorla cosen su futuro al de ambos jugadores por edad y por estilo de juego ante la tormenta de cinismo que se avecina.

La derrota de España ante Holanda fue analiza en Telecinco antes de que acabase el partido. El diagnóstico que se ofreció al populacho infantil fue claro, contundente y sin anestesia: La única forma de volver a ganar el mundial consiste en sentar en el banquillo a Xavi, Busquets, Piqué y Jordi Alba. El primero afectado por su edad, el segundo por una pubalgia y los dos últimos por hallarse fuera de forma tras salir de una lesión. Así de simple y así de rápido, Paco González, admirado en la radio y caricaturizado en la tele zanjaba los problemas del combinado nacional. Mientras a Manu Carreño le faltaban seis partidos para ser campeones del mundo, a Camacho la tragedia le había parecido un atraco arbitral. La mentira estaba lanzada y la falta de personalidad de Del Bosque solo recogió media verdad. Prescindió de Piqué y Xavi.

Tras la derrota ante Chile, sin blancos fáciles de por medio, aún no se ha atrevido ningún medio de comunicación a personalizar definitivamente el fracaso de la selección. Ningún medio se atreve a hacer un análisis serio del partido ni de las decisiones del seleccionador. El motivo de la derrota ya no tiene nombres, en ausencia de Xavi y Piqué,  se ha ceñido al paso del tiempo y al calendario de liga. Se ha pasado de la derrota presente a las soluciones futuras pero nadie se atreve a anclarse en los motivos. Nadie se atreve a decir la verdad absoluta del fracaso de la selección porque decir la verdad significaría decir que la debacle del equipo de esta manera tan traumática tiene como máximos responsables a Sergio Ramos, Iker Casillas y Vicente del Bosque. Cuando pasen varios años se sabrá que Holanda nos metió 5 por culpa de Xavi y Piqué, pero se dudará si fue Chile o Ecuador el equipo que nos metió 2 porque el equipo carecía de forma física y el estilo estaba agotado.

Empiezan a regresar las oscuras golondrinas que siempre han anidado en la vieja selección. El periodismo escribe la historia pero jamás escribirá que el verdadero motivo de la debacle en Brasil no es que Del Bosque haya llevado a sus amigos, sino que algunos periodistas se han aprovechado de la volubilidad del salmantino para no mancillar a los suyos. Por eso Luis Aragonés no era comensal en algunos restaurantes madrileños y por eso era detestado en ciertos medios de comunicación.  Los jugadores que no juegan en Madrid jamás han tenido alguna protección porque la mayoría de enviados especiales a los mundiales viven, comen y se reproducen cerca del Manzanares pero rezan a la Diosa Cibeles. Recuerdo el ostracismo de Silva en Sudáfrica y jamás olvidaré que nadie haya puesto el grito en el micro por el banquillazo de Xavi.

Telecinco y Camacho no ganarán este mundial. Puestos a cambiar el estilo de la selección, también se podrían proponer algunos cambiar el estilo de las retransmisiones deportiva, del nivel de los narradores y por supuesto del nivel futbolístico de los comentaristas invitados. Porque la retransmisión española también es un símbolo de identidad nacional y hoy por hoy se ha convertido en un criadero de prepotencia ridícula, de fanatismo innecesario y de cinismo dañino. Se puede aceptar que intenten mentir sobre lo que pasa sobre el césped, pero lo que no se puede admitir es que nos digan lo que tenemos que pensar y cómo nos tenemos que sentir después de los partidos.

19 de junio de 2014

Incoherente I de España y marqués de telecinco



Si bien tras la humillación holandesa los problemas de España pasaban por sentar en el banquillo a Piqué, Alba, Xavi y Busquets, tras la humillación chilena sin Xavi ni Piqué ha quedado demostrado que la solución pasaba por no sentar en el banquillo a Vicente del Bosque. El entrenador salmantino, incluso cuando las cosas le iban infinitamente mejor, siempre ha dado la sensación de que jamás ha tenido una solución coherente a las diferentes adversidades que se le han presentado. Del Bosque se sienta en el banquillo, observa los partidos, aprecia que hay problemas pero desconoce la categoría y la raíz de los mismos. Ayer, la imagen del seleccionador fue la de un hombre superado dando palazos de ciego en la alineación titular, sabiendo que había cosas que cambiar pero sin saber qué debía cambiar y qué mantener. La sensación que deja Vicente Del Bosque es la de un mal artificiero pelando cualquier cable al azar mientras reza al Cristo del Corcovado para que sea el cable correcto y se enfade el menor número de periodistas posible.