José Carlos del Coso: Esta es mi opinión y afortunadamente solo tengo una. Le guste a quien le guste y le pese a quien le pese.


19 de abril de 2014

El Barcelona no juega contra el Athletic de Bilbao



Si el Real Madrid comercializara una nueva camiseta con el nombre de Rosell a la espalda a buen seguro vendería más unidades que CR7. José María Bartomeu, Faus, Freixa, incluso Zubizarreta también podrían ocupar un lugar relevante en el escaparate de la tienda merengue. Todos ellos representan la demostración cristalina de que incluso Joan Gaspar hoy en día podría parecer un fantástico presidente. Lo que no consiguió Cristiano Ronaldo, Ramos, Di María o Mourinho sobre el césped lo logró un solo hombre sentado en un despacho. Corren malos tiempos para la caverna mediática, Bakia o Florentino Pérez; Rosell y su séquito de incapaces les han dejado sin trofeo. Sería ridículo que desde Madrid algún estamento pudiese reclamar como propia la desorganización del conjunto catalán. La evidencia de los culpables azulgranas les aleja de posibles tentaciones. Nunca tan pocos hicieron tanto daño, no solo al Barcelona en particular, sino al fútbol en general, porque el fútbol desarrollado por este equipo nos pertenece a todos. La belleza del arte no discrimina nacionalidades ni religiones, puesto que no es necesario ser egipcio para admirar la pirámide de Keops o ser culé para admirar a Messi.

La situación que vive el Barcelona parece directamente sacada del Festival de Sitges, si el “soci” no toma en los próximos días las riendas de su propio destino, el futuro de la entidad se presenta absolutamente incontrolado. Lo que se está haciendo con el conjunto blaugrana recuerda a aquellos viejos y carismáticos hoteles de las Vegas destruidos con explosiones controladas para ceder su espacio a otros más modernos. Según están demostrando los acontecimientos, para este cuerpo directivo es más fácil destruir y empezar desde cero que reformar desde dentro. Parece como si todo lo que han hecho hasta el momento estuviese encaminado a destruir lo existente para diseñar una entidad a su imagen y semejanza. Lo que se está haciendo con este club, con sus socios, con sus simpatizantes y con sus admiradores no tiene palabras que lo defina.

Las portadas de los medios deportivos catalanes en los últimos días no pueden calificarse menos que de terroríficas. Titulares a cinco columnas como “Zubizarreta liderará el cambio”, “fijan una cumbre por el relevo de Martino”, “si hay elecciones crearía una crisis institucional”, “el entorno de Messi cree que el Barcelona quiere traspasarlo” o “Bartomeu pretende agotar su mandato”; solo pueden provocar ataques de pánico y ansiedad entre los aficionados. Ha llegado el momento de que el socio barcelonista adopte la postura más razonable para los intereses del club, ya que ni jugadores, ni empleados, ni medios de comunicación se encuentran en la posición moral de adoptarla. Cada cual se rebela como puede, Guardiola lo hizo en un despacho, Messi lo hace sobre el césped, Abidal lo hizo a moco tendido y Valdés tendrá que hacerlo sin desprenderse del olor a quirófano.

Cada hora que pasa corre a favor de esta junta directiva porque cada instante que consumen les acerca a completar su mandato. En esta guerra ya han ganado la batalla de la mala gestión institucional con el resultado del referéndum y falta poco para que logren traspasar la barrera de los malos resultados deportivos si el socio no se manifiesta en el Camp Nou. Si la FIFA levanta la sanción de los traspasos se iniciará la carrera por tapar el pasado a base de fichajes resonantes con el dinero de los socios. La estrategia del Señor Bartoméu se cimenta en la repetida teoría florentinista de olvidar los disgustos con ilusión y en alejar el imperturbable pasado arriesgando el inconsistente futuro. Traducido a la realidad: Comprar los malos recuerdos del socio con su propio dinero. Los directivos no pierden absolutamente nada, ganan  tiempo y si en diciembre todo sigue igual, cogen las de Rosell diciendo aquí paz, después gloria y visca el Barça. Los peores temores de la mayoría de aficionados culés pueden cumplirse si Bartomeu acaba el partido del domingo sin ver una enorme pañolada contra el palco. La pelea por tener un período electoral razonable ha comenzado y los futuros candidatos necesitan mucho más de un mes para levantar la mano.

La mayoría del vestuario azulgrana hace meses que está pidiendo ayuda desde el campo y manifiestan en silencio lo que no pueden decir con palabras. Un equipo moribundo y disperso al que ya no le quedan fuerzas ni para jugar ni para hablar. El domingo, el Barcelona no lucha por la Liga ni juega contra el Athletic de Bilbao, el domingo hay un partido más importante en las gradas del Camp Nou, el socio blaugrana tiene la enorme oportunidad de reclamar un cambio total y destronar a la junta directiva que ha comprometido peligrosamente el futuro de su club.

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3 comentarios:

  1. Este post hay que difundirlo antes que sea demasiado tarde

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  2. Pedazo de articulo. Grande Testigo como siempre.

    Me voy unos dias de vacaciones, te dejo mi ultimo comentario por si te apetece pasar

    http://unblogmuycule.blogspot.com.es/2014/04/messi-no-se-toca.html

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  3. Testigo no se puede ser más forofo, en un artículo en el que pones a parir a la directiva actualde tu amado club, por su mal hacer, ¿por qué te acuerdas/mezclas al F.Pérez, Bankia o la caverna mediática, y le dedicas un párrafo completo?, esa es tu imparcialidad/humildad, la misma con la que escribiste(en un momento de subidón)aquel famoso:" Cómo quieres que te gane". Y perdona pero la caverna está en Cataluña, aquí tenemos a Roncero y algún otro, ahí tenéis a toda la redacción del Sport y el Mundo Deportivo, incluso tú mismo. Un saludo.

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