José Carlos del Coso: Esta es mi opinión y afortunadamente solo tengo una. Le guste a quien le guste y le pese a quien le pese.


10 de octubre de 2013

Una llamada a toda Costa



Vicente del Boque vuelve a ser prisionero de los designios mediáticos porque éstos ya le han dado su veredicto sobre Diego Costa. El seleccionador nacional tendrá que disfrazar nuevamente la voluntad de los medios de comunicación con la suya propia. Ya ha demostrado en múltiples ocasiones el sufrimiento que le supone romper el status quo del conjunto de jugadores con nuevas incorporaciones. Cuando Soldado gozaba de su mejor momento convocó a Negredo para la Eurocopa y solo se llevó a Soldado cuando Negredo estuvo mejor. La diplomacia mediática al poder como si se firmase un pacto silencioso por el que se permite el lujo de hacer lo políticamente correcto pero con el desfase justo para no perder autoridad.

Que a nadie le quepa la menor duda de que Diego Costa irá a la selección una vez que se decida, si no lo ha hecho ya. Los medios afines a la escultura del salmantino ya le han señalado el camino y éste no va a luchar contra viento y marea por mantener su criterio. Llevar a Costa es un mal menor, como llevar al invisible Albiol, o darle un peto a Arbeloa o incluso poner a Casillas de titular cuando ha sido arrollado por Valdés. Son daños colaterales de la exquisita diplomacia, un quid pro quo entre periodistas y seleccionador, un simple mal menor que los Xavi, Iniesta, Busquets o Ramos ya se encargarán de solucionar sobre el campo. La calidad de los jugadores españoles permite esas pequeñas licencias pero grandes injusticias, no hay error que un gol de Fábregas o una carrera de Pedrito no pueda solucionar.

La prensa quiere la cabeza del Brasileño Costa escuchando el himno español, la tendrá, a cambio solo hay que mirar para otro lado cuando del Bosque desenfunde sobre el campo o el banquillo su lista de obsesiones personales con ciertos jugadores que rozan la mediocridad. Es un lenguaje sin palabras cuyo objetivo final es el alejamiento del ruido y el dominio de los textos en los medios de comunicación.

Para mantener la paz en la periferia de la concentración española podría arriesgarse a una pequeña rebelión en el vestuario. Del Bosque sabe mejor que nadie que la selección no necesita absolutamente para nada a Diego Costa, que su aportación aunque testimonial tan solo servirá para saciar el diezmo en algunas redacciones mediáticas. Costa es un jugador que basa toda su fuerza en el contragolpe, palabra tabú en la táctica de España. No es un gran rematador que pueda justificar la presencia de Navas en el once titular y tampoco se trajo una técnica exquisita de Brasil. España ha orientado su lucha, como el Barcelona, en rehuir el contacto físico y en poner toda su fuerza al servicio de la técnica y el juego elaborado. Diego Costa es un Gladiador individualista con una valentía y orgullo fuera de lo común, que atraviesa en estos momentos una racha codiciada por cualquier delantero centro. Al Atlético de Madrid le sirve porque despliega en ataque un juego poco asociativo que prescinde del talento pero vive del acierto. La virtud de este luchador infatigable se activa en los balones aéreos y entre pases divididos, donde la fuerza corporal y la inteligencia posicional es fundamental. La selección en el último lustro jamás ha utilizado ni una cosa ni la otra.

Algunos se han dado prisa en justificar la llamada a toda costa del delantero colchonero para darle a España un plan B ante las situaciones comprometidas. Y siempre lo hacen utilizando la incoherente coletilla “sin renegar del estilo”. Como si ambas cosas fuesen posibles. Diego Costa es un futbolista atípico pero no supone un revulsivo. Es atípico, como lo era una parte de Hugo Sánchez, porque no es demasiado común ver a un delantero zurrando a los centrales en una zona donde lo lógico es poner la otra mejilla y que el árbitro ponga las tarjetas. No es un futbolista revulsivo porque necesita demasiado tiempo para ir desgastando a la defensa y acabar desconcertando a todos los contrarios, la base de su éxito.

A veces, siguen aflorando en el entorno futbolero español esos complejos históricos de inferioridad con respecto a otros países. Costa, un brasileño de pura cepa en auxilio de la selección española. No parece demasiado sensato, siendo campeones del mundo, codiciar aquello que le sobra a Brasil porque una noche de verano Neymar le diese un baño a Arbeloa y porque una noche de otoño Costa le diese otro a Ramos.




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8 comentarios:

  1. Neymar le sobra a Brasil? Anda ya!!

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  2. Y todo esto sin tener en cuenta que a este tio, siempre al filo de la roja no lo eche en un mundial. porque en la liga te echan y no la pierdes, pero en una mundial... En fin

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  3. Tienes nombre español, intuyo que conoces el idioma, vuélvete a leer el último párrafo. Has sacado la conclusión de que 2+2= 22.
    Gracias.

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  4. No tiene nada, excepto una rachita buena, que no tenga Negredo o Soldado. Aunque a mi me gusta mas michu.

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  5. Le sobra Costa, hay que leer mejor :)

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  6. Me gusta que le hayas dado al articulo un enfoque puramente deportivo y no nacionalista patriotico

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  7. Con los jugadores españoles que tenemos no veo que Diego Costa sea la solución a nada, pero si se pone a tiro tampoco hay porque evitar que juegue con La Roja. Si sigue en forma puede aportar un plus para el Mundial porque necesitamos sangre nueva.

    Me gustaría conocer vuestra opinión sobre este tema que estamos debatiendo: ¿Franco era del Real Madrid?: http://xurl.es/9ik46

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  8. Que brutal el fin: "Neymar le diese un baño a Arbeloa y Costa le diese otro a Ramos". Nada refleja más el complejo de inferioridad que reina en la capital de España.

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